18.3:

El sistema nervioso simpático

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Biyoloji
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The Sympathetic Nervous System

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01:25 min

March 11, 2019

Visión general

El sistema nervioso simpático, una de las dos divisiones principales del sistema nervioso autónomo, se activa en tiempos de estrés. Prepara al cuerpo para hacer frente a los desafíos de una circunstancia exigente mientras inhibe las funciones esenciales del cuerpo, como la digestión, que son una prioridad más baja en este momento.

El sistema “lucha o vuelo”

Como estudiante, es posible que haya tenido la experiencia de entrar a la clase y encontrarse con un examen sorpresa que no esperaba. En el momento de la realización, puede sentir que su intestino se aprieta, su boca se seca, y su corazón comienza a correr de repente. Estos son signos de que el sistema simpático toma el control en preparación para reaccionar. Mientras que usted puede no estar en peligro inmediato, el sistema ha evolucionado para facilitar la reacción inmediata al estrés o amenazas: la sangre se dirige lejos del sistema digestivo y la piel para aumentar el suministro de energía a los músculos. Además, la frecuencia cardíaca y el flujo sanguíneo aumentan, y las pupilas se dilatan para maximizar la percepción visual. Al mismo tiempo, la glándula suprarrenal libera epinefrina en el sistema circulatorio. Su cuerpo está preparado para tomar medidas, ya sea que eso signifique huir rápidamente del peligro o luchar contra cualquier amenaza que esté a la mano.

Control del sistema simpático

El sistema nervioso simpático puede ser activado por varias partes del cerebro, con el hipotálamo jugando un papel particularmente importante. Las instrucciones simpáticas del sistema nervioso central se envían desde neuronas pregangliónicas en las partes torácica y lumbar de la médula espinal hasta el sistema nervioso periférico, donde tienen sus efectos finales, a través de tres vías principales.

La primera vía involucra neuronas pregangliónicas que se conectan a una cadena cercana de ganglios (grupos de cuerpos celulares neuronales) que corre a lo largo de cada lado de la columna vertebral, a menudo llamada cadena simpática.Aquí, la señal activa las neuronas postgangliónicas que viajan a los órganos o glándulas diana para regular su función. Sus efectos incluyen la dilatación de las pupilas, permitiendo que entre más luz en los ojos; la relajación de las vías respiratorias, que aporta más oxígeno y constricción de los vasos sanguíneos y el aumento de la frecuencia cardíaca, empujando más sangre a los músculos.

En la segunda vía, las neuronas pregangliónicas envían señales a los ganglios más lejanos de la médula espinal, cerca de los órganos diana. Aquí, activan las neuronas postgangliónicas que controlan la actividad de órganos como el estómago, el páncreas, el hígado, los intestinos, la vejiga y los genitales. Los efectos de esta vía incluyen inhibir la digestión y la micción, y estimular los orgasmos.

En la tercera vía, un pequeño grupo de neuronas pregangliónicas viaja desde la médula espinal directamente a la glándula suprarrenal, donde estimulan la secreción de las hormonas epinefrina y norepinefrina en el torrente sanguíneo, ayudando a mediar la respuesta al estrés en todo el cuerpo.

El estrés crónico

El sistema nervioso simpático evolucionó para permitir que los animales respondieran mejor a amenazas inmediatas como el encuentro repentino con un depredador o rival. Mientras que los humanos han dejado atrás la mayoría de esos temores primarios, el sistema simpático del cuerpo todavía puede responder a situaciones estresantes de la misma manera que cuando se encuentra con un gato feroz de La Sabana. Esto incluye la liberación de las hormonas epinefrina, también llamada adrenalina, y cortisol.

En condiciones normales, el sistema se activa brevemente, y estas hormonas no están presentes en el sistema circulatorio durante mucho tiempo. Sin embargo, los factores de estrés modernos en nuestra vida diaria pueden sobre-activar este sistema y exponer al organismo durante períodos más largos, lo que puede tener efectos debilitantes. Estos pueden incluir ansiedad, depresión, enfermedades del corazón, aumento de peso, y trastornos del sueño. Las exigencias de la vida universitaria pueden ser difíciles, por lo que es fundamental participar en un manejo saludable del estrés. Algunas estrategias para controlar el estrés incluyen una alimentación saludable, dormir adecuadamente, mantener relaciones sociales y buscar asesoramiento profesional cuando sea necesario.