Este artículo tiene como objetivo proporcionar a los investigadores una guía detallada y accesible para establecer un modelo porcino infantil de shock hemorrágico.
El shock hemorrágico es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en pacientes pediátricos. La interpretación de los indicadores clínicos validados en adultos para guiar la reanimación y la comparación entre diferentes terapias es difícil en niños debido a la heterogeneidad inherente a esta población. Como resultado, en comparación con los adultos, el manejo adecuado del shock hemorrágico pediátrico aún no está bien establecido. Además, la escasez de pacientes pediátricos con shock hemorrágico impide el desarrollo de estudios clínicamente relevantes. Por esta razón, es necesario un modelo animal pediátrico experimental para estudiar los efectos de la hemorragia en niños así como su respuesta a diferentes terapias. Presentamos un modelo animal infantil de shock hemorrágico de volumen controlado en cerdos jóvenes anestesiados. La hemorragia se induce mediante la extracción de un volumen sanguíneo previamente calculado, y posteriormente se monitoriza y resucita al cerdo con diferentes terapias. Aquí, describimos un modelo preciso y altamente reproducible de shock hemorrágico en cerdos inmaduros. El modelo proporciona datos hemodinámicos que caracterizan los mecanismos compensatorios que se activan en respuesta a una hemorragia grave.
La hemorragia potencialmente mortal por traumatismo, aunque poco frecuente, es la principal causa de muerte en pacientes pediátricos 1,2. Otras causas de shock hemorrágico son la fiebre hemorrágica, la hemorragia gastrointestinal, la cirugía hepática y la cirugía cardíaca, especialmente cuando se utiliza el bypass cardiopulmonar3.
A diferencia de la población adulta, no existen datos suficientes sobre el manejo del shock hemorrágico pediátrico, que se basa en gran medida en opiniones de expertos o se traduce directamente de la práctica adulta 2,4. Sin embargo, la traducción de las estrategias de manejo de los adultos puede no ser apropiada. Por ejemplo, los indicadores clínicos validados en adultos son difíciles de extrapolar a los pacientes pediátricos debido a la heterogeneidad fisiológica presente en grupos de diferentes edades y a los diferentes patrones de lesión predominantes en la población pediátrica. En consecuencia, los criterios de valoración específicos que desencadenarían la intervención en el paciente pediátrico no están bien definidos. Además, no hay suficiente evidencia sobre los efectos deletéreos que las terapias actualmente implementadas en adultos pueden tener en los niños 2,4,5.
En vista de todo esto, es necesario seguir investigando para establecer umbrales de reanimación específicos para una intervención rápida, así como para determinar mejor cuáles son las terapias más adecuadas para el shock hemorrágico pediátrico. Sin embargo, el desarrollo de estudios de calidad y clínicamente relevantes sobre hemorragias potencialmente mortales en niños es difícil, debido a la escasez de pacientes y a la heterogeneidad ya mencionada en la población pediátrica desde el período neonatal hasta la adolescencia.
La relevancia clínica del shock hemorrágico, además de las dificultades para realizar estudios clínicos en pacientes pediátricos, enfatizan la necesidad de realizar evaluaciones preclínicas en modelos animales para estudiar la fisiopatología tras el shock hemorrágico en niños, así como para comparar diferentes terapias. Varios modelos animales han sido ampliamente utilizados en la investigación para estudiar el shock hemorrágico 6,7,8,9. Debido a sus similitudes anatómicas y fisiológicas con los humanos, los cerdos son muy valorados en la investigación biomédica. En cuanto a las ventajas del uso de modelos infantiles específicos, la evidencia muestra que la hemodinámica porcina inmadura, así como los sistemas respiratorio, hematológico y metabólico, son altamente comparables a los de humanos jóvenes9. Esto confiere una oportunidad única para simular un escenario clínico de shock hemorrágico en niños.
En este modelo, la hemorragia se induce mediante la extracción de un volumen sanguíneo previamente calculado. Posteriormente, se realiza un seguimiento del cerdo y se le administran diferentes líquidos de reanimación.
Aquí, describimos un modelo preciso y altamente reproducible de shock hemorrágico en cerdos inmaduros. El modelo proporciona datos hemodinámicos que caracterizan los mecanismos compensatorios activados en respuesta a una hemorragia grave.
La realización de procedimientos en cerdos jóvenes puede ser compleja y potencialmente mortal debido a ciertas características anatómicas y fisiológicas de estos animales. Para lograr resultados consistentes y reducir la pérdida de animales, hay algunos pasos críticos que deben considerarse cuidadosamente. En primer lugar, lograr un nivel adecuado de sedación es fundamental para minimizar la respuesta animal al estrés, que, si es excesiva, puede alterar los resultados debido a la liberación endógena de catecolaminas. También es importante evitar retrasos entre la inyección intramuscular y la intubación, ya que los animales pueden desarrollar una respuesta de estrés severa con taquicardia y acidosis metabólica irreversible que puede precipitar el final del experimento. A pesar de que otros grupos utilizan anestésicos inhalados con buenos resultados20,21, preferimos los medicamentos intravenosos, ya que los sedantes inhalados no permiten medir el intercambio gaseoso respiratorio con calorimetría indirecta. En nuestra experiencia, una combinación de propofol y fentanilo es efectiva y tiene muy pocos efectos adversos. La gestión cuidadosa de la temperatura a lo largo del experimento es otro aspecto clave del protocolo, ya que los cambios rápidos de temperatura pueden afectar significativamente a la respuesta hemodinámica del animal al choque, falseando los resultados o, en última instancia, conduciendo al fracaso del experimento.
Otra parte crucial de la instrumentación es la intubación, dadas las particularidades de la anatomía porcina y su susceptibilidad al laringoespasmo. Por lo tanto, el procedimiento debe ser realizado por al menos un operador con experiencia previa, siendo recomendable el uso de estilete y relajación muscular10,22. El cateterismo de los vasos también puede ser un desafío debido al pequeño tamaño de los animales. Para el acceso femoral, es preferible una punción guiada por ecografía, ya que los vasos están localizados en profundidad, suelen tener diámetros pequeños y muestran diferentes cursos y posiciones22. Para el acceso cervical, utilizamos el acceso quirúrgico para permitir la colocación de la sonda de flujo carotídeo, pero también es factible la técnica ecográfica23,24. Por lo general, se prefiere la canulación de la vena yugular externa debido a su mayor diámetro, su ubicación superficial y su menor número de estructuras circundantes22. Los catéteres deben enjuagarse inmediatamente después de la inserción con soluciones salinas para evitar la oclusión. No utilizamos heparina para evitar alteraciones de la coagulación. También, inicialmente, evitamos la administración de infusiones de glucosa para prevenir la posible distorsión de la respuesta hemodinámica por la administración de líquidos adicionales, pero encontramos que los animales desarrollaron hipoglucemia severa y temprana. Finalmente, incluso con la anestesia y las técnicas menos invasivas utilizadas en la actualidad, la instrumentación genera una respuesta de estrés significativa en los animales, por lo que es deseable dejar suficiente tiempo para la recuperación antes de iniciar la extracción de sangre. En cuanto a la inducción del shock hemorrágico, se recomienda la retirada de 30 mL/kg, ya que esto genera una respuesta fisiopatológica importante con excelentes tasas de supervivencia. En nuestra experiencia, los cerdos recién nacidos no toleran grandes cantidades de pérdida de sangre y la mortalidad es alta. La extracción gradual de la sangre también es importante, ya que la extracción rápida puede provocar una inestabilidad hemodinámica grave y la muerte prematura del animal.
Aunque existe una amplia variedad de especies y modelos experimentales disponibles para los investigadores, el modelo ideal de shock hemorrágico animal -simple, fácilmente reproducible y con precisión de la situación clínica- sigue representando un desafío. Se utilizan modelos de animales pequeños, principalmente ratones y ratas, para investigar los mecanismos fisiopatológicos del shock. Sin embargo, su pequeño tamaño complica significativamente la realización de procedimientos quirúrgicos y de muestreo. Los animales más grandes, como los perros y los cerdos, son más caros y complejos de manejar, pero su tamaño y similitudes fisiológicas con los humanos los hacen más adecuados para la evaluación preclínica de las estrategias de tratamiento. Sin embargo, el uso de perros en el pasado y aún hoy en día es éticamente cuestionable. No ofrecen ninguna ventaja sobre los cerdos como modelos animales de experimentación, y su inteligencia y la especial relación bilateral entre humanos y perros los sitúan en una posición superior en la escala filogenética 6,7,8.
En vista de todo esto, los cerdos adultos se han utilizado ampliamente para la investigación cardiovascular debido a sus similitudes con la fisiología, el tamaño y la anatomía de los humanos adultos, que es mejor que la mayoría de las especies. Sin embargo, como se ha establecido en la literatura, existen diferencias significativas entre los pacientes humanos adultos y pediátricos en cuanto al sistema cardiovascular, el volumen sanguíneo, la regulación de la temperatura y la respuesta al shock 2,3,4. Al mismo tiempo, la evidencia muestra que estas diferencias también se aplican a los cerdos, y se ha encontrado que los lechones tienen perfiles cardiovasculares, cerebrovasculares, hematológicos y electrolíticos muy similares a los de los pacientes humanos pediátricos 9,25. Por último, más allá de estas diferencias anatómicas y fisiológicas entre adultos y lactantes de ambas especies, el uso de modelos animales infantiles, especialmente minicerdos, ofrece la oportunidad de probar los mismos dispositivos que se utilizan en el entorno clínico real para la monitorización. En muchos casos, se ha demostrado que la fiabilidad de estos dispositivos es baja debido a una simple adaptación de los algoritmos, sensores o escalas de los adultos. Todos estos aspectos respaldan la importancia del desarrollo de modelos animales pediátricos específicos y su relevancia en términos de utilidad traslacional para el entorno clínico pediátrico.
Además del tipo de animal, existen tres modelos básicos generalmente utilizados en el estudio del shock hemorrágico: la hemorragia controlada -ya sea por volumen o presión- y la hemorragia no controlada. El protocolo presentado en este artículo describe un modelo de hemorragia de volumen fijo, en el que se extrae un volumen sanguíneo fijo, generalmente calculado por el porcentaje del peso corporal, durante un período de tiempo establecido por el observador. Por el contrario, en los modelos de hemorragia a presión fija, los animales se desangran hasta un PAM predeterminado, que luego se mantiene con sangrado periódico o infusiones de líquido durante un período específico, dependiendo de la especie animal y del grado o resultado del shock. Tanto los modelos de choque hemorrágico de volumen fijo como los de presión fija permiten el estudio de los cambios fisiopatológicos inducidos por el choque en condiciones controladas, ofreciendo una clara ventaja en términos de reproducibilidad y estandarización. Sin embargo, su principal limitación es que no permiten el estudio de los efectos de diferentes estrategias de reanimación sobre el sangrado activo, donde se sabe que la reanimación agresiva con líquidos antes del control quirúrgico de la hemorragia aumenta el sangrado y disminuye la supervivencia, debido a la inhibición de la formación del trombo y al aumento de la presión arterial media. Se ha sugerido que los modelos de hemorragia no controlada inducidos por un traumatismo vascular estandarizado (aplastamiento/laceración del hígado y el bazo, lesión arterial o amputación de un apéndice) reflejan mejor la situación clínica, lo que permite una mejor comprensión de los efectos de las diferentes estrategias de reanimación con líquidos y otras intervenciones, como la hipotermia y los productos hemostáticos. Sin embargo, a pesar de ser clínicamente relevantes, estos modelos de hemorragia no controlada ejercen algunas desventajas claras en términos de estandarización y reproducibilidad. Frente a todo esto, parece que el modelo ideal no existe, por lo que la investigación en este campo debe equilibrar la relevancia clínica con la estandarización experimental y la confiabilidad 6,7,8,9,26.
El modelo descrito en este estudio puede ofrecer amplias aplicaciones potenciales en la investigación cardiovascular, como la investigación de la disfunción endotelial y las alteraciones de la microcirculación18 durante el shock, así como la validación de diferentes sistemas de monitorización hemodinámica. Además, también se puede utilizar en otros campos de investigación, permitiendo el estudio de las respuestas endocrinas o inmunitarias después de una hemorragia severa, así como la determinación de los efectos secundarios de diferentes líquidos y vasopresores. Sin embargo, en cuanto a la investigación sobre diferentes estrategias de reanimación, es recomendable estudiar sus efectos en modelos de hemorragia no controlada antes de implementar cambios en el entorno clínico 7,26.
Además de la dificultad de extrapolar los resultados a la vida real, este modelo tiene otras limitaciones. Para empezar, existen algunas variables de confusión relacionadas con el montaje experimental, como el uso de agentes anestésicos o la ventilación mecánica, que pueden atenuar las respuestas fisiológicas durante el shock y complicar la interpretación de los resultados. Además, la respuesta al estrés de la instrumentación en los animales y el control de la temperatura pueden afectar la macro y microcirculación a través de diferentes mecanismos. Otra limitación importante de este modelo, relacionada con las necesidades experimentales y la disponibilidad de recursos, es el limitado período de observación postraumática, lo que limita aún más el estudio de las consecuencias a largo plazo del shock hemorrágico. Además, a pesar de las similitudes fisiológicas entre los humanos y los cerdos, existen algunas diferencias entre especies que deben tenerse en cuenta. El sistema de coagulación, por ejemplo, parece ser más efectivo en cerdos27,28. Además, los niveles plasmáticos de lactato y succinato difieren entre especies, y los cerdos tienen alcalosis basal, lo que puede llevar a una subestimación de los efectos de la hemorragia sobre el equilibrio ácido-base29. Por último, también es bien sabido que las respuestas inflamatorias e inmunitarias, así como algunos receptores vasopresores, son diferentes en los cerdos9. Las diferencias específicas de los animales también deben considerarse como factores influyentes. Varios estudios han indicado diferencias de género en términos de susceptibilidad al shock, teniendo las mujeres una ventaja significativa de supervivencia sobre los hombres 6,9. Sin embargo, en los experimentos realizados en este estudio, utilizamos animales del mismo grupo de edad y con un trasfondo genético similar para minimizar la variabilidad potencial inherente a las especies.
En conclusión, este artículo proporciona una guía práctica y paso a paso para establecer un modelo porcino de shock hemorrágico pediátrico. En comparación con otros modelos existentes, se trata de un protocolo fiable y fácil de seguir con amplia aplicabilidad en la investigación biomédica, ya sea para la investigación de respuestas fisiopatológicas tras una hemorragia grave o para la evaluación de diferentes estrategias de reanimación.
The authors have nothing to disclose.
Este estudio ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) a través del proyecto “PI20/01706” y cofinanciado por la Unión Europea. Los financiadores no tuvieron ningún papel en el diseño del estudio, la recopilación y el análisis de datos, la decisión de publicar o la preparación del manuscrito. Queremos agradecer a todos nuestros compañeros de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos Gregorio Marañón y del Instituto Experimental Gregorio Marañón, ya que sin su trabajo este proyecto no hubiera sido posible.
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