Muchas sustancias comunes a nuestro alrededor existen como una solución, como el agua del océano, el aire y la gasolina. Todas las soluciones son mezclas de sustancias compuestas por cantidades variables de dos o más tipos de átomos o moléculas. Una mezcla con una composición no uniforme es una mezcla heterogénea, mientras que una mezcla con una composición uniforme es una mezcla homogénea. Los componentes que forman la mezcla homogénea se distribuyen uniformemente y se mezclan completamente.
Una solución es una mezcla homogénea compuesta por un solvente y un soluto. El solvente está presente en una concentración significativamente mayor que el soluto. El soluto se disuelve en el solvente y los componentes se distribuyen aleatoriamente para formar una solución.
El estado físico de una solución –sólida, líquida o gaseosa– suele ser el mismo que el del solvente. Existen tres tipos principales de soluciones: Soluciones sólidas, soluciones líquidas y soluciones gaseosas. La fase de la solución es la misma que la fase del solvente.
La solución consiste en una mezcla de partículas de soluto separadas (moléculas, átomos y/o iones), cada una rodeada de especies de solventes. El solvente y el soluto interactúan a través de fuerzas de atracción. Este proceso se denomina solvatación. Cuando el agua es el solvente, el proceso se conoce como hidratación. Debido a la solvatación, las moléculas de soluto permanecen dispersas por toda la solución. Las soluciones en las que el agua es el solvente se denominan soluciones acuosas. Por ejemplo, el agua del océano es una solución acuosa de sales diferentes disueltas en el agua.