La glucosa es la fuente de casi toda la energía utilizada por los organismos. El primer paso para convertir la glucosa en energía utilizable se llama glucólisis. La glucólisis se produce en el citosol de la célula en dos fases: una fase que requiere energía y una fase de liberación de energía. Durante los tres primeros pasos, la glucosa se convierte en diferentes formas y se une a dos grupos de fosfato donados por dos moléculas de ATP, lo que resulta en un azúcar inestable. En las dos etapas siguientes, el azúcar inestable se divide en dos isómeros de azúcar que se convierten o se utilizan directamente en la siguiente fase de la glucólisis.
El proceso
En primer lugar, la glucosa recibe un grupo de fosfato de ATP convirtiéndolo en una forma más reactiva (glucosa 6-fosfato). Debido a que la glucosa unida al fosfato cargado negativamente no puede cruzar la membrana celular hidrófoba, la adición de un grupo de fosfato también atrapa la glucosa dentro de la célula.
A continuación, la forma más reactiva de glucosa se convierte en uno de sus isómeros, la fructosa 6-fosfato, que se requiere para los siguientes pasos de glucosa que requieren energía.
Fructosa 6-fosfato entonces recibe un grupo de fosfato de una segunda molécula de ATP. Esto convierte la fructosa 6-fosfato en fructosa 1,6-bisfosfato, un azúcar inestable.
Este azúcar inestable se divide en dos isómeros distintos de azúcar de tres carbonos, gliceraldehído 3-fosfato y DHAP. Gliceraldehído 3-fosfato se puede utilizar directamente en la siguiente etapa de la glucólisis, mientras que DHAP se convierte en gliceraldehído 3-fosfato.